Ser un buen mentor deportivo empieza por una buena escucha activa, lo cuál implica:
Escuchar al deportista con el oído y, sobre todo, con el corazón.
Esto es abstraerse por completo durante un rato de los problemas y pensamientos propios para centrar toda la atención en lo que tu pupil@ te está contando para conectar con él/ella.
No juzgarle, ya que quizá su rendimiento o su actitud no están siendo óptimos porque puede haber algún pensamiento que le está bloqueando o esté atravesando un momento o etapa de bajón anímico.
También es importante indagar, mediante preguntas, en lugar de ofrecer soluciones a las primeras de cambio. Todos tendemos a hacer esto para ayudar, pero puede que en ese momento tu pupil@ solo necesite exteriorizar lo que siente y ponerle nombre a la emoción que está sintiendo.
Además, así estaremos incentivando a nuestro pupilo a encontrar las respuestas por sí mism@, como hacía Sócrates con sus discípulos.
Ser empático y respetar a tu pupilo. Puede que aquello que le preocupa a ti no te parezca grave, pero quizá a él/ella le esté afectando bastante. Ponte en su lugar y respeta sus sentimientos.
Obviamente, es necesario que el deportista también tenga la humildad de dejarse guiar por su mentor para que el equipo funcione.
Enhorabuena a todos los mentores en general y en particular a los entrenadores españoles de tenis por su gran labor en el circuito profesional:
Salud.
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